¡Ay de los mortales de la tierra y del mar!
porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo.
(Apocalipsis 12, 12)
Después miré,
y he aquí el Cordero estaba en pie
sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil,
que tenían el nombre de él y de su Padre escrito en la frente.
(Apocalipsis 14, 1)
Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él,
para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen
cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado
por un poco de tiempo.
(Apocalipsis 20, 3)
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